Los timoneles uruguayos ya están entrenando en Malasia con la cabeza en el Mundial de clase Optimist que se disputará desde mañana. La competencia inicia el 30 de diciembre.
Alberto Lados, José Pedro Chifflet, Facundo Fascioli, Matías Erdelyi y Guillermo Sader desembarcaron en la isla de Langkawi, situada al noroeste de Malasia en la frontera con Tailandia, con varios días de antelación al comienzo del máximo evento de esta clase náutica. Pero no fueron los únicos. Cerca de 20 equipos nacionales, de entre los 50 que participarán, decidieron llegar antes para probar la cancha de regatas, y sobre todo reponerse de largos viajes. Es el caso de los chicos uruguayos, que debieron volar más de 30 horas para aterrizar en un territorio cuya diferencia horaria con Uruguay es de once.
La Nochebuena y Navidad que los uruguayos pasaron lejos de amigos y familias, en un país musulmán, fue inusual. Pero el buen ánimo imperante ha sido fundamental para resolver todos los inconvenientes que habitualmente plantea toda cancha de regatas nueva.
Hay muchas ganas de ganar, a pesar de que son concientes de que enfrentan a grandes potencias del Optimist mundial, que han enviado a sus competidores de élite para brillar, y opacar al resto.
Mientras tanto, el Centro Nacional de la Vela de Malasia, un recinto nuevo y muy confortable, vive el día de la previa a un Mundial.
Los uruguayos han probado el tipo de ola, las corrientes de la bahía de Kuah, el viento, y también han corrido regatas de entrenamiento con sus pares de México, Suiza y Perú.
El entrenador Juan Sienra hace ajustes y recuerda a los competidores aspectos estratégicos. El Team Leader oriental corre, pregunta en ferreterías malayas por determinado tipo de velcro, busca las imprescindibles heladeras que deberán estar cada mañana en el gomón del entrenador (hay 37 grados promedio).
Ya probaron la cancha de regatas y entrenaron con México, Suiza y Perú.